PP contra PP
OviedoEl Partido Popular ha vuelto a desenfundar las navajas. PP contra PP, o lo que es lo mismo, Mercedes Fernández contra Agustín Iglesias Caunedo. Y en el pulso suicida que mantiene la dirección regional del PP contra la dirección local del PP en Oviedo, solo puede quedar uno, o ninguno de los dos. Caunedo, hace ya tiempo que anunció su retirada, a la espera de que se resuelva su incierto y enquistado proceso judicial, que no avanza en ninguna dirección por las maniobras dilatorias de su señoría. En el otro bando, las encuestas, a la baja, ponen en el disparadero a Mercedes Fernández.
Las hostilidades entre el PP de Mercedes Fernández y el PP de Agustín Iglesias Caunedo, vienen de lejos, y la ruptura ya es definitiva. Hasta esta semana, Caunedo no había entrado a las capeas tendidas por ‘Cherines’, y tampoco había respondido a las continuas provocaciones de la presidenta del PP que, desde que tomó las riendas del partido en Asturias, ha ido laminando a los concejales del PP de Oviedo, de los órganos de dirección -la última en caer ha sido Belén Fernández-, y excluyéndolos de los congresos nacionales del Partido Popular (delegados), incluso como ‘invitados’(Gerardo Antuña). En el origen de la cacería emprendida por Mercedes Fernández, está la designación del candidato, o candidata, que el Partido Popular presentará como cartel electoral por Oviedo en las próximas elecciones. Esa es la madre de todas las batallas que vuelve a sacudir a un partido reincidente en sus virulentas disputas internas. Y ya no hay vuelta atrás, las relaciones entre ‘Cherines’ y Caunedo están completamente rotas, y han llegado a un punto de no retorno.
Agustín Iglesias Caunedo, en su condición de presidente de la Junta Local del PP, pero también por una cuestión de justicia -ha renunciado a revalidar su condición de candidato, y abandona, cautelarmente, la primera línea de acción política-, quiere dar la alternativa a su sucesor. Y aunque en el PP, las juntas locales ‘proponen’, la dirección regional dispone’, y en última instancia es Madrid (Génova) quién ‘decide’, nobleza obliga. En paralelo, Mercedes Fernández pretende imponer, a las bravas, a un candidato de su sanedrín particular. “Es como si el PP de Oviedo, por ser la primera organización del partido en Asturias, tratase de imponer a un candidato para el Principado”, me apunta un ‘viejo rockero’ de los populares. Abierta la veda, los ‘caunedistas’ y el ‘clan de Cherines’ ya no ocultan, ni siquiera en público, sus diferencias. Hace dos semanas, la ex presidenta de HUNOSA, ex vicesecretaria territorial del PP, presidenta del PP de Aller, y ‘caunedista’, Teresa Mallada; le leyó la cartilla a la diputada nacional y ‘cherinista’, Susana López Ares; en una espicha de confraternización que celebró el PP en Casa Gervasio, tras la celebración de un comité electoral. Los que estuvieron en la pomada, cuenta que ‘Tere’ llamó de todo, menos guapa, a su aviesa y trepa compañera de partido. Y los escobazos continuaron el pasado fin de semana, cuando Caunedo, en una entrevista que publicó El Comercio, dio a conocer, lo que no era ningún secreto, desde hace tiempo no se habla con Mercedes Fernández, y viceversa. La ruptura es total, y para echar más leña al fuego del distanciamiento, Caunedo, también ‘confesó’, que es ‘casquista’, para perplejidad de propios y extraños.
Hace poco más de tres meses, Mercedes Fernández se las prometía muy felices. Mariano Rajoy seguía impasible sin ver lo que se le venía encima, y María Dolores de Cospedal, ejercía de brazo ejecutor. Pero una conjura acabó con el político impasible y el joven Pablo Casado, contra todo pronostico, ‘sorpassó’ a Cospedal y a Soraya Sáenz de Santamaría. En el cónclave de la sucesión, ‘Cherines’ y Caunedo apostaron a ‘caballo perdedor’. Mercedes Fernández apoyó, primero, a Cospedal, y después a Soraya; y Caunedo se lo jugó a todo a una sola carta: la exvicepresidenta del Gobierno. Pero ganó el tercero en discordia, Pablo Casado, una criatura política de José María Aznar. Desde entonces, ‘Cherines’ se ha quedado sin el apoyo de María Dolores de Cospedal. La ya ex secretaria general del PP tenia sentenciado a Caunedo, que ha vuelto a respirar, aunque ahora su ‘bicha’ es Javier Maroto, vicesecretario general de Organización del PP, y un peso pluma en la dirección nacional del partido. En el nuevo PP, donde la sombra de Aznar es mucho más que alargada, Pablo Casado tendrá que poner orden en el alborotado gallinero de los populares asturianos. Y nadie sabe que decisión tomará o por quién tomará partido. ¿Por ‘Cherines’, o por Caunedo? O tal vez tome una decisión salomónica nombrando a candidatos, o candidatas, al margen de la reyerta interna que se traen entre manos Mercedes Fernández y Agustín Iglesias Caunedo, que hasta el pasado domingo, no había respondido al fuego enemigo.
‘Cherines’ quiere tener, que para eso es la presidenta del PP en Asturias, derecho de pernada en el PP de Oviedo, y Caunedo está dispuesto a plantar batalla y a morir con las botas puestas. Ninguno de los dos va a sacar la bandera blanca. No tardando mucho, Pablo Casado tendrá que mover ficha, y en su decisión influirá lo que le cuenten, de ambos contendientes, sus primos y tíos que viven en Oviedo y Gijón, uno de ellos, un joven y prometedor músico, que no es votante del PP. “Esto lo arregla Gabino con una sola llamada a José María Aznar”, me remata el viejo rockero y zorro del PP. La guerra del PP astur va camino de resucitar al ‘padrino’ y ‘gran Gatsby’ de la política carbayona y asturiana. O eso parece.